miércoles, 4 de marzo de 2015

LA CONSPIRACIÓN DE LAS LECTORAS



      Marzo de 2015
Nos gustaría, en este marzo de 2015, poder hablar de algo que no fuese el maltrato o la discriminación de las mujeres, por citar sólo dos de los muchos problemas de género, que pese a la lucha de los últimos años, y pese a los muchos logros conseguidos, seguimos padeciendo. Pero es inevitable, aunque queramos hablar en positivo, ser un tanto recurrente al menos en el inicio, y recordar que ahora mismo las mujeres siguen teniendo problemas de identidad: el debate sin fin entre racionalidad y sentimiento. Problemas laborales: de salario y de techo, de conciliación de la vida laboral y familiar, cuyas cargas siguen asumiendo solas en gran medida. Y finalmente problemas de violencia intrafamiliar o especifica de género.
 Todo lo dicho sigue, desafortunadamente, siendo actual, y sobre ello, al menos estos días en relación con el 8 de marzo no dejará de hablarse.
 Pero también nos parece importante hacer hincapié en estas fechas en el esfuerzo que siguen haciendo solidariamente muchas mujeres por erradicar los problemas que aquejan a sus congéneres, objetivo que, de conseguirse, lograría un mundo y una sociedad mejores para toda la humanidad.
 Y estaría bien, al aludir a esta lucha, recordar a algunas de las pioneras que la iniciaron en tiempos muy difíciles, cuyo esfuerzo no es que se hubiera olvidado, es que apenas se ha conocido. Y por eso traemos a estas líneas a un grupo de brillantes mujeres que fundaron una asociación llamada Lyceum Club femenino, que según decía una de sus ilustres asociadas, Marìa Teresa de León “conspiraba para adelantar el reloj de España”.
 Los Lyceum existían en distintas ciudades de Europa. El primero se creó en Inglaterra y lo hizo una brillante sufragista en el año 1904.Después fueron apareciendo en París, Berlín, Roma o Ansterdam. Eran lugar de reuniones de mujeres que, entre otras cosas constituían grupos de presión para mejorar la situación jurídica de todas.
 En Madrid la asamblea constituyente del Lyceum se celebró en 1926, en uno de los locales de la Residencia de Señoritas que dirigía  María de Maeztu. Y los Estatutos copiaban literalmente los de la primera asociación inglesa.
 La Institución tenía una teoría educativa, consideraba que las fracturas sociales provocadas por el pensamiento político o religioso podían ser superadas mediante la educación.
Evidentemente el Lyceum tuvo una trayectoria corta y no fue acompañado del éxito. Con el tiempo, de forma inevitable, se fue politizando y aparecieron enfrentamientos. Finalmente dejó de funcionar con el estallido de la Guerra Civil. Cuando entraron las tropas franquistas en Madrid tomaron su sede, que acabó siendo lugar de reuniones de la Sección Femenina de Falange.
 Pero antes de su clausura el Lyceum sufrió muchas críticas. Sus socias fueron calificadas de liceómanas, ateas, excéntricas, desequilibradas e incluso de criminales. Es decir, que sufrieron la incomprensión y el menosprecio que siempre han acompañado, y todavía lo hacen en cierta medida, a las  mujeres que se implican en el trabajo de género.
 Entre aquellas mujeres que formaron parte de tan interesante proyecto cabe recordar a las ya mencionadas María Teresa de León y María de Maeztu, Maruja Mayo, Zenobia Camprubí, Clara Campoamor o María Lejárraga.
Asimismo queremos dejar constancia de un interesante libro en el que pueden encontrarse tanto la historia del Lyceum de Madrid, como la de aquel emergente mundo cultural anterior a la Guerra Civil, que quedó sepultado por ella.
 El libro mencionado se titula LA CONSPIRACIÓN DE LAS LECTORAS, y sus autores son, José Antonio Marina y María Teresa Rodriguez de Castro. Ha sido editado por Anagrama.
                                  María Jesús González.