Este Blog lleva
meses en silencio no por falta de ideas sino por la fatiga de tantas lágrimas
invisibles, de tanto dolor callado como me producen las dolencias que sufre mi país.
España está tan
gravemente enferma que por momentos paraliza las palabras, las plumas y los
teclados de la gente responsable.
Los
acontecimientos y la zozobra económica y política de las semanas prenavideñas
me deprimieron en alto grado. Me paralizaban cada vez que intentaba desarrollar
una idea entorno a un tema, porque al instante aparecía otra noticia más grave
y desoladora, y se superponían las ideas unas a otras en mi cabeza, se me atropellaban las palabras, y surgían
otros argumentos que corrían hasta mis dedos para traducirse en signos. Acaba
exhausta. Abandonaba la tarea y me iba al sofá después de cerrar las persianas,
a rumiar mi decepción en la oscuridad y el silencio buscando la paz y el
olvido de tanta lucha frustrada. De la lucha frustrada de tantas personas que dimos lo mejor de
nosotras mismas para poner un grano de arena en la construcción de una sociedad
y un mundo más justos. Todos los logros se derrumbaban.
La miseria y
cuanto conlleva de angustia y de dolor se hacían brutalmente patentes ante los
anuncios de las Fiestas.
Pero, pasado el
paréntesis navideño, la depresión se transforma en rabia y siento que todo me
empuja a luchar con las palabras. Que se ordenan las ideas, que la quietud y el
silencio no me llevan al olvido de las desgracias. Porque debajo de tanta ruina,
la corrupción brota en chorros múltiples de hedionda sustancia.Y sigue
expandiéndose mientras nuestros hijos o sus amigos, tan preparados y
trabajadores, pierden o temen perder su trabajo; muchos se van a otros países
como los que buscan su primer empleo. No sólo se van los más jóvenes, se va
mucha gente en el mejor momento de su rendimiento profesional, que ve como se
derrumba una vida que parecía cimentada en años de estudio y de trabajo. Se van
también los que vinieron de otras tierras en busca de pan y esperanza, como
otrora hicieron los nuestros emigrando; regresan a sus países con las orejas
gachas, porque miseria por miseria optan racionalmente por volver con los
suyos.
Los recortes a
los pilares del estado del Bienestar hacen que éste se tambalee peligrosamente.
También se disminuyen y además estiran en el tiempo los presupuestos de I+D.
Los científicos están desolados porque ven peligrar sus proyectos y las
posibilidades de que este país remonte.
La Justicia está
en manos de un integrista, y si ya nos tenía descontent@s,
ahora hasta los propios Jueces descalifican las medidas del Ministro Gallardón.
Y en medio de todo esto su familia política ha pagado a muchos de sus
dirigentes sobresueldos sustanciosos. Sus caciques crean redes clientelares:
compran votos con puestos de trabajo innecesarios, en los que funden el dinero
público destinado a las necesidades de los ciudadan@s.
Dejan en herencia, además, los cargos a sus hijos, como si de un bien propio se
tratara. Otros construyen aeropuertos con estatuas que les perpetúen, aunque no
haya tráfico de aviones. No importa, los prestan para que entrenen pilotos
amiguetes, y abrazan tiernamente a sus nietos mientras le muestran el aeropuerto
“del abuelo”... y el monumento. Pagado todo con dinero de nuestros impuestos.
¡Siento náuseas! Menos mal que los pájaros se aliviarán encima de la estatua,
es lo único que me consuela.
En otras
opciones políticas menudea la sinvergonzonería cerca de los restos de poder,
atrapando lo que aún quedan de la tarta, y como estamos en la inopia no los
vemos hasta que nos los señalan. ¡Qué fácilmente nos engañan! Y aclaro que lo
digo sin ironía. Da la impresión de que somos cínicos o cándidos y que no hay
término medio. La militancia honrada se abochorna, se anonada o se indigna.
Quiero gritar a
quién me escuche que a la gente honesta nos interesa la calidad más que el
número, que queremos a l@s mejores, no a los listill@s. Que empiecen ya con una
limpieza a fondo. Sobra mucha gente. Que no importa ser pocos, que hay que
mirar con lupa... y esto se lo digo a
los míos... a los que quedan, porque
los ineptos y los que se pringan no me interesan y no los siento parte. No hará
falta esforzarse para descubrir trepas. Siempre fue fácil, y ahora que hemos
perdido toda la ingenuidad, que se nos deben de haber caído todas las vendas,
como además l@s arribistas no tienen vergüenza,
bastará con rascar un poco con la uña del meñique. Y daos prisa, el tiempo de
la duda se ha acabado, porque la gente decente de este país ha perdido la
esperanza y, como a mí, le duele su país.
2 comentarios:
Soberbio. Lleno de sentido y sensibilidad.
Cargado de denuncia, de valor y honestidad compartidas por aquell@s( los que queden) a quienes les duele su país. Nido de bandoleros, corruptos y amorales. De una sociedad atontada que se apalancò en el crédito y la especulaciòn inmobiliaria. Que tiene por modelos el mundo rosa de gentucilla televisiva. Politicuchos de bajo perfil, chanchulleros, irresponsables y malversadores.
Ahora recogemos los frutos.
Estás cargada de razones para el dolor, pero es necesario sobreponerse, porque necesitamos estar fuertes para luchar. No van a poder con nosotros, defenderemos la democracia y el estado del bienestar con toda la dignidad y la honradez de la que somos capaces las gentes de izquierdas. Ánimo, sigue escribiendo y señalando las injusticias, necesitamos gente como tú comprometida y lúcida. besitos
Publicar un comentario