lunes, 5 de julio de 2010
ALGUNOS SUEÑOS SE CUMPLEN:San Petersburgo ¡Al fin!
Cuando era adolescente y leía a los novelistas rusos, mi criterio literario estaba muy en ciernes. No es que ahora sea irrefutable, pero tengo claro el tipo de lectura que me gusta, o al menos la que prefiero, y procuro complacerme.
En aquellos años jóvenes leía cuanto libro caía en mis manos: todos tenían algo mágico; y como no abundaban, ni eran asequibles, a mis quince años, por falta de solvencia y de libertad y el ejercicio de la censura, aprovechaba cada ejemplar puesto a mi alcance. Por suerte muchos fueron buenos, y leí con placer, aún sin comprender todo su alcance, a Dostoyeski o Tolstói tan pronto como los estudiamos en el Colegio.
Después no he vuelto a leerlos. Pero me quedó el recuerdo de un mundo fascinante, de calles nevadas, de carruajes y ambientes palaciegos, de brillantes uniformes.
Ya no sé si esto que digo, y el colorido que asoma a mi mente al escribirlo es, más que de las novelas, de las versiones cinematográficas a que dieron lugar.
Mis recuerdos han de ser necesariamente una mezcla de ambas cosas, generada hace mucho tiempo, que se ha ido quedando como un resto glorioso en algún rincón de mi memoria.
En aquel entonces, los escenarios de las novelas, o de las películas, eran tan lejanos, tan ajenos a mis expectativas de vida provinciana, que jamás, ni en mis más disparatados sueños, imaginé pisarlos.
El espíritu viajero que ahora me conforma, casi podía decir que me sustancia, y las circunstancias que me han permitido, en buena medida, desarrollarlo, tardarían aún bastantes años. Y con el paso de los mismos los sueños se perfilan y se concretan, pero no todos se cumplen, sobre todo si abundan.
Uno de mis anhelos había sido viajar a Rusia. Era un deseo mezclado con otros muchos. Y como siempre había que elegir, compartir y descartar, se había ido quedando atrás.
La primavera de 2009 interrumpió bruscamente uno de mis sueños y pareció aniquilar a todos los demás. Se abatió sobre mí una oscura noche, con pocos indicios de clarear.
Nunca iría a Rusia, ni a ningún otro lugar soñado, porque el declinar de la vida parecía haberse anticipado en la mía, y me encontraba envuelta en un duro proceso de aceptación de esa realidad.
Pero la primavera de 2010, trajo también la luz pese a las lluvias. Y la vida fue retornando a una normalidad más pausada. Y el duende nómada instalado en mi familia empezó a desplegar sus mañas. Y a tentarnos.
Lo sentía con las primeras luces del alba meciendo suavemente mi cama. Como en un camarote sobre las aguas. También en los atardeceres me proyectaba imágenes de un barco alejándose despacio de una ensenada.
Los sueños, tímidamente, pugnaban por recuperar su sitio. Los sueños o la vida, porque creo que la vida no existe sin sueños.
Y otra vez Rusia, de un modo restringido y más concreto, algo de Rusia más definido y real me tentaba.
Había que elegir y decidí; debo decir decidimos, afrontar un reto y conquistar un sueño. Superar una experiencia frustrada, perder el miedo y vivir.
De modo que despedí esta primavera viajando por las turbias aguas del Báltico, oteando Finlandia. Conociendo ciudades maravillosas, en Polonia y Estonia. Recordando las plazas de Copenhague, las aguas bañando la maravilla de Estocolmo.Y poniendo mis pies en Rusia, en la ciudad más deseada: San Petersburgo. Plena de armonía arquitectónica, de parques, de arbolados bulevares, de increíbles palacios, la urbe se desplegaba ante mis ojos abiertos. Con ellos cerrados resplandecía de luces y carrozas y nieve y capuchas de pieles...
Al final del primer día de nuestra visita, termine saltando y llorando y alborotando ante mi aturullado marido, en el interior de nuestro confortable camarote: ¡Estoy en Rusia, en Rusiaaa... ¡
A todas mis amigas y amigos y a quienes leen mis líneas os deseo un feliz verano, desde Galicia, y que cumpláis, durante las vacaciones, alguno de vuestros sueños.De todo corazón, como dice mi amigo Jóse de Pragueira, al que espero ver pronto.
María Jesús.
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4 comentarios:
Siempre os dijimos que la luz volvería a salir.
Aún os quedan unas cuantas chinchetas para poner en el mapamundi.
besotes
Ya nos gustaría ya.Gracias Yaguito por visitar mi blog.Un besote.
San Petesburgo me ha fascinado a través de tu ilusión, y tus palabras ,tan sugerentes, me han inducido a desear viajar hacia el frío y la memoria de los grandes novelistas rusos.
marisa
12-2 2011
Gracias Marisa.Puedes hacer realidad tu sueño.Y tal vez disfrutar más que yo la ciudad si vas directamente.En mi caso solo pude disfrutar de algunas cosas, pero no me quejo, ya que al menos lo conseguí.Bicos
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