lunes, 1 de noviembre de 2010
LA FRAGILIDAD DEL SIGLO DE LAS MUJERES
Hace unas semanas las apariencias mantenían el equívoco: teníamos un gobierno paritario, una mujer como Vicepresidenta y con poder real. Ninguna de las ministras estaba de florero, e incluso la Igualdad era una bandera política con rango de Ministerio. Un ejemplo de la equivalencia de géneros como proyección hacia una sociedad que debía finiquitar el patriarcado, y que no admitía la menor objeción.
Los cambios legales de las últimas décadas, la presencia de las mujeres en todos los espacios públicos y la conciencia del derecho a una sexualidad plena y a decidir sobre su cuerpo, han conducido a una percepción engañosa sobre la equiparación de sexos. Percepción que ha desarbolado gran parte del movimiento reivindicativo de mujeres, porque las que debían tomar el relevo y adecuarlo a las necesidades del momento, no tienen conciencia de tal necesidad. Y lo que es peor,se está produciéndo una reacción perversa que parece haberse lanzado al ataque.
Algunas voces, de las que luchamos por los logros conseguidos, se alzaron para advertir del riesgo que comportaba bajar la guardia. Pero su eco fue superado por la fuerza expresiva y optimista que hablaba del siglo de las mujeres. Un período en el que un sector importante de ellas, ejerciendo roles diferentes, acaparaba la visibilidad en esta era de la imagen.
Pero ese sector, que en mayor número y con más fuerza que nunca, irrumpía en la vida pública:Laboral, social cultural o política, seguía siendo minoritario en el conjunto de la sociedad, seguía topándose con el techo de cristal, y carecía de una base firme, en la que echar unas raíces fuertes, que pudiera dar consistencia a sus conquistas.
Esa base tenía que estar conformada por un cambio generalizado de mentalidad, por una conciencia colectiva donde la Igualdad se percibiera como un logro de justicia y no como a amenaza de privilegios y derribo de prejuicios. Y aquí hemos tropezado con el socavón.
La mentalidad machista se mantiene y no solo en muchos hombres sino en gran número de mujeres. Algunas que se tildan de modernas disfrutan de logros costosamente alcanzados, sin mostrar, ni sentir, ni ejercer la menor solidaridad de género, y agachando la cabeza ante graves sucesos para no incomodar al poderoso o al pigmalión de turno.
El Neomachismo, como he denunciado en otros artículos, se cuela en diarios de gran prestigio, firmados por nombres destacados de nuestras letras. Ahora el machismo cavernario, impaciente e inquieto, de otros prohombres de la política y la cultura, se lanza en tromba con ánimo de mantener o recuperar un espacio que se empezaba a compartir.
La mentalidad del Alcalde de Valladolid y sus soeces comentarios sobre La Ministra de Sanidad son el reflejo fiel de una visión de las mujeres muy arraigada en gran parte de la sociedad.
La desvergüenza de un pretendido escritor contando sus delitos-ya prescriptos, claro- con menores, el consentimiento del coautor, y la respuesta banal, reduciendo el hecho a Literatura, de Esperanza Aguirre, son muestra representativa de un pensamiento que socava la dignidad y las conquistas de las mujeres.
El desprecio del llanto de un Ministro en su despedida, la humanidad y la emoción manifestada son objeto de desprecio por otro bien pagado escritor. El llanto, según se desprende de sus bastos comentarios, no es compatible con tener atributos sexuales masculinos, es cosa de mujeres. Esos seres de segundo orden.
Con este panorama de pensamiento y en una crisis que empobrece más a las más pobres entre los pobres, que debilita aún más las conquistas de las mujeres, la imagen emblemática del Gobierno, en cuestión de Igualdad, se diluye: desaparece el Ministerio, cesa la Vicepresidenta primera. La paridad se mantiene... a la baja.
No juzgo que se haya hecho o no lo conveniente para el Gobierno, o para el país, porque precisamente la paridad no significa colocar floreros, sino la misma posibilidad de acceso al poder para ambos sexos capacitados,que ambos esten igualmente reprsentados, y para ello hay un margen.
Pero, en estos momentos en que se atacan los cimientos,en que se debilitan las ya poco potentes raíces de los logros de las mujeres, en estos momentos en que el feminicidio arrecia, es más necesaria que nunca una política de Igualdad transversal, potente y coordinada, que ponga el acento en la concienciación social, la educación y la protección de las mujeres amenazadas.
A María Teresa Fernández de la Vega y Bibiana Aído, mujeres comprometidas y solidarias con sus congéneres, quiero expresarles las gracias por su labor.
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7 comentarios:
Muy cierto, María jesús y muy bueno el artículo.Un abrazo
María, querida, no sé que Querida María eres, de las cuatro amigas que se llaman así.Ya me lo dirás si ves la respuesta.
En todo caso, muchas gracias por visitar mi blog y más todavía por tu amable opinión.Graciasy un abrazo.
¡Holaaa!
Me ha gustado mucho tú artículo porque el dia que lei la noticia tuve la sensación de que algo muy importante perdiamos, que de nuevo retrocediamos, perdiamos espacios, visibilidad...y me encuentro que tus palabras expresan aquello y mucho más de lo que yo sentía.
Gracias.
Un abrazo a los dos.
Marga
¡Holaaa!
Me ha gustado mucho tú artículo porque el dia que lei la noticia tuve la sensación de que algo importante perdiamos, que de nuevo retrocediamos, perdiamos espacios...i me encuentro que tus palabras expresan aquello y mucho más de lo que yo sentía.
Gracias.
Un abrazo a los dos.
Marga
Gracias querida Marga, mujer ocupadísima y polivalente, que encuentras tiempo para visitar el blog de tu amiga.Me alegra haber podido sacar a la luz también tus sentimientos.Un besazo.también a los dos.
Muy buen artículo. Hace poco leí un libro titulado "Desiguales" de Juan Torres Y Lina Gálvez en el que ellos expresaban que es precisamente en tiempos de crisis cuando hay que hacer más esfuerzos en políticas de igualdad, en vez de aparcarlas para tiempos mejores. Este retroceso del Gobierno muestra que han flaquedado las convicciones en este asunto, como en tantos otros, en cuanto los famosos "mercados" han apretado un poco, mostrando a los ciudadanos que los asuntos de la igualdad son prescindibles, un lujo y no una necesidad. Peligroso mensaje el que se lanza dese un Gobierno en el que habíamos puesto tantas expectativas. Me gusta leer artículos críticos como el tuyo porque los y las que pensamos que las cosas pueden ser de otra manera debemos manifestarlo y trabajar para cambiarles. Un beso, Carmen
Muchas gracias Carmen:Yo no sé si han flaqueado las convicciones.No quiero ni puedo creerlo.Pero las decisiones no han sido acertadas.Aunque nada ha sido menos apoyado por la gente denominada progresista que la existencia y la función del Ministerio de Igualdad.Tal vez por eso se ha dejado caer.También ahí hay que poner el ojo.
Mi crítica intenta ser un apoyo a las políticas de mujer que se han hecho y una exigencia para que se mantengan.Pero mi voz no tiene gran recorrido,ni siempre los medios que la amplifiquen un poco.Hacen falta muchas voces y muchos amplificadores de las de quienes nos mojamos.
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